El Altar Mayor ha sido devuelto a su ubicación original. La foto de la derecha fue tomada antes de que fuera trasladado a la hornacina lateral después del Concilio Vaticano II.

¿Cuál fue la razón para esta decisión? Hay muchas razones que podría mencionar. Podría hablar de restaurar esta iglesia histórica para devolverle el enfoque arquitectónico tal como fue diseñada; sin embargo, en mi opinión, la razón más importante es que vivimos en una época en la que la fe está en decadencia. Nos estamos dirigiendo hacia, o más probablemente ya estamos en, una era post-cristiana. Las encuestas han salido a la luz que la creencia en la Presencia Real está en declive, es decir, que la Eucaristía es la Presencia Real de Cristo, el Cuerpo, la Sangre, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor está presente de manera plena y sustancial bajo la apariencia del pan y el vino en las Sagradas Especies. Y cada vez más personas ya no creen en esa Presencia Real porque vivimos en una era científica y materialista que dice: “Si algo parece pan y sabe a pan, debe ser simplemente pan”. Uno puede concentrarse en enseñar con más énfasis que la Eucaristía es la Presencia Verdadera, pero nunca tendrá el mismo impacto que mover realmente a nuestro Señor al centro mismo de la iglesia, donde toda la arquitectura guía tus ojos como punto focal. Como ha dicho nuestro propio arzobispo, Alexander King Sample, “Necesitamos mantener nuestros ojos en el premio”. Es por eso que anima a sus sacerdotes a mover el tabernáculo de nuevo al centro de la iglesia en el lugar de prominencia. La Iglesia Católica St. Mary se construyó originalmente con este objetivo en mente, y estoy seguro de que este cambio tendrá un efecto profundo.

Nuestro Dios vivo reside allí en el tabernáculo y queremos mantenerlo como el foco de nuestra adoración.